lunes, 1 de octubre de 2012

30 de Septiembre 2012: Ni novillos, ni novilleros


Ciclo: Encastes minoritarios

Novillada concurso:

  • Primero: Partido de Resina, encaste Pablo Romero.
  • Segundo: El Jaral de la Mira. Encaste: Baltasar Iban.
  • Tercero: Alonso Moreno de la Cova: Encaste, Urcola. Devuelto, en su lugar se corrió un novillo de Casasola, encaste Domecq, fuera de concurso.
  • Cuarto. Cubero-Buendía. Encaste Santa Coloma de Joaquín Buendía.
  • Quinto: Aurelio Hernando. Procedencia Duque de Veragua. Fue devuelto a los corrales y en su lugar salió otro de la misma ganadería, pero fuera de concurso.
  • Sexto: Coquilla de Sánchez Arjona. Procedencia Santa Coloma.

Terna:
  • Miguel Hernández, “Miguelín”: Turquesa y oro. Estocada atravesada, aviso tras dos descabellos y dos más de regalo para despenar a su enemigo. Pitos. 4 pinchazos y descabello. Silencio.
  • Raúl Rivera: Verde y oro. Pinchazo sin soltar y pinchazo desprendido y atravesado Silencio. Pinchazo y estocada baja. Le arrolla el novillo y sufre un varetazo en la axila. Petición y saludos desde el tercio.
  • Alberto Aguilar: Blanco y oro. 2 pinchazos y estocada trasera, contraria y caída. Silencio. Media estocada caída y atravesada. Silencio

Presidente: D. Julio Martínez Moreno. Devolvió el tercero por manifiesta invalidez y al quinto al dejarlo invalido el picador al castigarlo en el brazuelo. Acertó al no conceder la oreja a Raúl Rivera en el quinto de la tarde, ya que el coleta no había hecho meritos suficientes .

Suerte de varas: Al ser corrida concurso de novillos, el ruedo estaba acondicionado para tal fin, ya que en este tipo de corridas la suerte de varas toma el protagonismo del festejo, pero los novillos deslucieron la ocasión. Se decía antiguamente que los ganaderos enviaban a estas corridas lo mejor de la camada. Eso sería antes, en la actualidad creemos que sirve para que los ganaderos lleven a cabo una limpieza de corrales, como se demostró en esta corrida.

El primer novillo, acudió tres veces al caballo, en la primera vara empujó y el piquero lo picó trasero, en la segunda y tercera, aunque se arrancó de largo pero no mostró codicia en la pelea. El piquero midió mucho el castigo debido a la blandura del burel.

El segundo novillo se arrancó con prontitud en la primera vara pero la puya cayó en la paletilla. Empujo sin clase y derribo al montado. En la segunda se arrancó de largo pero el picador marro. El novillo empujó pero sin meter los riñones. En la tercera vara le tuvo que dar el novillero muchos capotazos hasta que consiguió colocarlo en suerte y cuando lo hizo empujó sin clase.

El tercero bis al no entrar en concurso, el piquero lo picó de la forma que es habitual hoy en día, tapándole la salida. El novillo blandeó a la vez que mostraba mansedumbre en la pelea con el caballo.

Al cuarto de la tarde le costaba acudir al caballo. Desparramaba la vista y parecía que conocía de antemano lo que le esperaba. El piquero le castigó trasero y acusó el castigo. Este novillo acudió solamente dos veces al caballo.

El primer quinto de la tarde un despiadado piquero le colocó la puya en el brazuelo y lo dejó inutilizado para la lidia, aparte no tuvo reparo en taparle la salida. Una verdadera vergüenza. Seguro que el impresentable picador seguirá en la profesión y en la nómina de algún inocente matador. El sobrero que salió posteriormente tampoco demostró nada en particular, salvo que no conseguían ponerlo en suerte y para ello tuvieron que recetarle muchos capotazos. El novillo salió del caballo blandeando.

El sexto fue muy mal picado en su primera entrada al caballo. En las dos siguientes el novillo escarbó mucho y le costaba arrancarse y cuando sintió el hierro se diría que no había nacido para eso. Un manso para que el ganadero se olvide de él y posiblemente de su reata.

Cuadrillas y otros: El tercero de la tarde era un toro en toda regla que seguro hubiera echado para atrás a muchos toreros-figuras del escalafón. Destacó en la lidia Miguel Martín, en el primero de la tarde. Raúl Rivera es un novillero que quiere ser torero, y en esa ardua tarea intento demostrar sobre el albero de Las Ventas que también sabe colocar banderillas, pero su intención quedo vacía de contenido, ya que no colocó ningún par ganándole la cara al toro. En su segundo quiso deleitar a los presentes con un cuarto par, pero los aficionados, hartos de tanta vulgaridad, con carreras incluidas, lo pararon en seco y el torero desistió del intento. En el sexto, Raúl Rivera brindó a un subalterno de su cuadrilla.

Se notó en la plaza una asistencia de público superior a otros domingos, lo que demuestra que este tipo de corridas interesa más que las ordinarias, y si sirven para que muchos espectadores conozcan que existen en el campo bravo encastes que aunque en la actualidad sean minoritarios, si proliferaran en las plazas este tipo de ganado seguro que los espectadores y aficionados saldrían ganado. En la actualidad solo ganan los que controlan la fiesta, las empresas, los taurinos y los toreros que apoderan, y estos solo se visten de luces si se anuncian con ganado de garantías, es decir, Domecq o procedente de este encaste y que a la vez no les presenten. Las demás ganaderías las dejan lo taurinos para que traten de lucirse los novilleros que vienen a Las Ventas a jugársela a una solo carta, con el agravante que saben de antemano que juegan a caballo perdedor, ya que la mayoría de ellos no tienen la experiencia que exige una plaza con tanta responsabilidad.

Y eso que los novillos lidiados, salvo el sexto que mostró algo de peligro, ninguno le pidió el carnet a los toreros, y alguno de ellos llegó a la muleta pidiéndole a gritos a su matador que lo despenara, como le ocurrió al primero, y Miguelín se dedicó a darle trallazos, en lugar de templarle las embestidas. Los coletas intentaron demostrar para que se había anunciado, aunque en ese intento quedaran al descubierto todas su precariedades para esta profesión. Dos de ellos, Miguelín y Alberto Escobar, habían actuado el año pasado en tres y dos ocasiones respectivamente. Con ese bagaje poco podía esperarse, como así fue. Aparte de esto, todos demostraron estar instalados en el toreo moderno, es decir, dar muletazos fuera de cacho, rectificar terrenos en cada pase, no ligar las series, metiendo el pico con la muleta y rematándolos para fuera en lugar de en la cadera. Esto último para ellos debe ser una utopía. El segundo de la tarde se dejo dar unas tandas de muletazos pero Raúl Rivera estaba en su mundo, donde están las figuras y claro, trato de imitarlas con el torero moderno y eso aquí no vale. En el quinto, intentó animar a los espectadores con los garapullos, pero cuando llego la hora de la verdad e intento recibir a su enemigo con la muleta desde los medios y lo desarmó en el primer envite, se apago toda la ebullición que trato de crear. A pesar de la vulgaridad de su toreo parte del público lo animo durante toda la faena. Los aficionados sintieron que se fuera el novillo con las orejas puestas al desolladero, pero ellos exigen torear, no milongas.

Al tercero de la tarde le costaba tragarse los muletazos en el toreo al natural, pero cuando metía la cabeza Alberto Escobar no sabía qué hacer con ella, no tiraba de muleta y cortaba los pases. El sexto de la tarde no le dio oportunidad, fue un novillo peligroso que no pasaba por la muleta. En el cuarto de la tarde no hubo ni toro ni torero, y aunque el animal tuvo un pitón izquierdo potable no transmitía nada a los tendidos, pero el torero no lo consiguió tampoco.



©Pepeíllo.

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