viernes, 5 de junio de 2015

4 de junio de 2015: Hasta el otoño, toreros


Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros.

6 toros de Adolfo Martín, encaste Marqués de Albaserrada. En el tipo, exceptuando al sexto que empujó con fijeza en el caballo, ninguno se empleó en varas. A pesar de la mansedumbre todos sacaron casta excepto el cuarto y el quinto. 

Terna: 

  • Diego Urdiales. De pizarra y oro. Media estocada arriba y dos descabellos. Saludos desde el tercio. Estocada algo tendida y contraria. Aviso. El toro se tragó la sangre y cayó sin puntilla. Saludos desde el tercio. 
  • Sebastián Castella. De lila y oro. Pinchazo sin soltar, y estocada trasera al encuentro, aviso. Silencio. Metisaca, media estocada baja y atravesada y trasera, aviso, se echa el toro. Silencio.
  • Manuel Escribano. De verde botella y oro. Metisaca, tres pinchazos y estocada desprendida. Silencio. Estocada algo trasera perdiendo la franela. Oreja.

Presidente: D. Javier Cano Seijo.

No tuvo en esta ocasión el presidente que tomar decisiones que perjudicaran a la fiesta.

Suerte de varas: 

  1. Mulillero II. 494 Kg. Acudió suelto al caballo y salió suelto. En la segunda entrada blandeó y no se empleó en la pelea y se repuchó. Manso encastado y blando. Todo lo hizo el torero
  2. Repollito 475 Kg. Acudió al caballo descompuesto y se defendió en la pelea mostrando blandura En la segunda vara le colocaron de nuevo en suerte y tardeó en acudir al montado, aunque no fue castigado. En la tercera entrada se repuchó. Mansote y encastado y el torero no lo entendió. 
  3. Mulillero I, 516 Kg. En la primera entrada al caballo se dejó pegar y salió suelto. En la segunda hizo una fea pelea y volvió a salir suelto. Mansote que no se empleó en el caballo y el torero le dio una mala lidia.
  4. Aviador. 480 Kg: En la primera vara hizo una pelea de manso y en la segunda se defendió y salió suelto. Manso, blando que no presentó pelea en la muleta. 
  5. Buscador. 477 Kg: No fue castigado y se rajó en la pelea. En la segunda entrada al caballo fue picado trasero y no se empleó. Manso y descastado que se paró en la muleta.
  6. Baratero. 492 Kg. En la primera vara empujó con fijeza y en la segunda perdió las manos y se defendió. Cumplió en el caballo y en la muleta sacó la exigencia que da la casta.

Cuadrillas y otros:

Tarde de calor en la que se colocó de nuevo el cartel de no hay billetes. La blandura y el trapío de algunos ejemplares provocaron en los tendidos algunas protestas. En el segundo toro, los toreros de plata protagonizaron otro sainete, típico de los que no sienten la profesión y solo tiene el valor para vestirse de luces. Estos hechos en cualquier otro ganado comercial no hubieran provocado ningún efecto, pero cuando la casta aparece, hay que hacer muy bien las cosas para que los animales lleguen a la muleta con las garantías suficientes de lucimiento del torero, que es el que paga. Eso fue precisamente lo que no ocurrió. Supongo que Castella, por lo menos, pedirá explicaciones a sus peones. Los aficionados no tenemos aún ese derecho. La jindama es libre, y allí donde cae es muy complicado librarse de ella, y en este caso le tocó el turno a su cuadrilla. Espero que por lo menos renuncien a sus honorarios, si no es así, quedarían en mal lugar y los aficionados se sentirían engañados. 

Comentarios:

Los aficionados tendremos que esperar hasta la feria de otoño para comprobar de nuevo si el estado de gracia en que se encontraron ayer los toreros, Diego Urdiales y Manuel Escribano fue flor de un día o están en el camino que necesita la fiesta.

Lo que sí quedó claro es que el ganado de Adolfo Martín a pesar de la mansedumbre mostrada, no aburrió a los aficionados, sin embargo Manuel Escribano tuvo su cara y su cruz. Su cara en el sexto un toro con transmisión y que tenía mucho que torear y el torero se la jugó, con valor y honradez, y nadie puso en duda el premio conseguido. Se la jugó en banderillas, donde ante el exigente enemigo, tuvo que tragar mucho y de donde salió airoso y con el público entregado. El torero no se achicó en ningún momento y en el último par levantó a los espectadores de sus asientos. La faena de muleta tuvo sus altibajos, pero los naturales que dio de frente y ante un encastado toro, enjuagaron los sinsabores que los aficionados llevan tragando en esta feria. En su primero se equivocó al recibir al toro por alto, ya que a estos animales hay que hacerle todas las cosas por bajo. Su enemigo aprendió lo que no debía y se lo puso muy complicado al torero, que tuvo que tirar del recurso del arrimón, pero en cuanto se quedaba destapado lo desbordaba. 

Diego Urdiales estuvo en maestro ya que con este ganado es como más a gusto se encuentra. Con su toreo consiguió trasladar a los aficionados a otra época, que muchos de los presentes no han conocido, donde los toreros presentaban la muleta sin trampa ni cartón y si el toro reunía condiciones toreaban y si no, abreviaban la faena. A su primero lo sacó a los medios con torería y aunque el toro le fue avisando durante la faena, el torero riojano anduvo por la cara del toro sin perder en ningún momento los papeles y fue una pena que por el pitón izquierdo el toro tuviera poco recorrido, ya que metía la cabeza con claridad. Urdiales le sacó al toro lo que no tenía .En una palabra, daba gusto verlo lidiar. En su segundo practicó otro concepto del tero. Citando con la muleta planchada, sin descomponer la figura, citando con empaque, y aunque el resultado no fuera el que merecía su labor, nadie pudo recriminarle su disposición.

Lo que mostró Castella fue otro cantar. En su primero y ante un enemigo que no le gastaban los adentros, estuvo desconfiado y como consecuencia presentaba la muleta retrasada y no llegó a cruzarse en ningún momento, permitiendo que el toro se enterase de todo y supiera lo que dejaba atrás. Tuvo en contra también que cuando lo sometía por bajo el toro no aguantaba y perdía las manos, pero el torero francés se limitó a pasarlo por la pañosa como si de un toro comercial se tratara. Al natural no se acopló y el animal le tocaba la muleta en los remates. El quinto, después de sacarlo a los medios por bajo, se quedó sin recorrido y Castella tuvo que tirar del arrimón para justificarse, detalle que levantó el entusiasmo de sus incondicionales. Lo único destacable del torero fue el detalle de apuntarse a una corrida denominada dura, pero demostró que su muleta no estuvo a la altura exigida por este tipo de ganado. Las figuras son así de caprichosas. 



©Pepeíllo.

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