domingo, 18 de junio de 2017

17 de junio de 2017. Cuando se quiere se puede.

Ganadería

Núñez del Cubillo, formada con `puntas de ganado de varias procedencias derivadas todas del encaste Domecq. Flojos, mansos y descastados. En su haber, algunos cumplieron en la muleta. 

Terna:
  • Morante de la Puebla: De verde botella y oro. Estocada desprendida. Silencio. Dos pinchazos y estocada delantera. Bronca. 
  • Cayetano: De tabaco y oro. Estocada tendida y desprendida. Aviso. División de opiniones cuando saluda. Estocada tendida y contraria. Aplausos a la voluntad acompañada de ventajas.
  • Ginés Marín: De burdeos y oro. Tres pinchazos y estocada tendida. Vuelta al ruedo con algunas protestas. Estocada desprendida y tres descabellos. Saludos.
Presidente: D. Trinidad López-Pastor Expósito.

Nada que objetar ni en el debe ni en haber del presidente, si acaso, dejar claro que los toreros de plata deben ejercer sus funciones en el ruedo y no desde el callejón y de esta manera tratar de evitar el detalle bochornoso de un peón de la cuadrilla de Morante que quiso cerrar a su primero en tablas citando con el capote desde el callejón, vamos como si Las Ventas fuera Benidorm. 

Suerte de varas: 
  1. Jugador. 617 Kg. Colorado. Entró suelto al caballo y demostró su mansedumbre. Manso, blando y descastado. 
  2. Asturiano. 560 Kg. Negro salpicado. En el primer puyazo apretó, pero después todo fue un simulacro. Mansote, descastado y noble en la muleta.
  3. Sinvaina. 595 Kg. Salinero. Un bombón en la muleta, pero en el caballo no demostró nada que ennobleciera su raza. 
  4. Arrojado. 547 Kg. Negro listón. Entró suelto, salió suelto y nadie se preocupó de ponerlo en suerte. Manso y descastado.
  5. Laborioso. 556 Kg. Negro listón. Se dejó pegar en la segunda vara, todo lo demás para olvidar, menos la blandura que demostró.
  6. Correvientos. 551 Kg. Negro. Manso que buscó la puerta de dehesa durante toda la lidia. Manso y descastado. Con la muleta el torero le sacó lo que no tenía. 
Cuadrillas y otros: 

Primera corrida de la denominado de La Cultura. El coso de Las Ventas registró un lleno donde el calor fue el protagonista de la tarde. Los tendidos de sol se llenaron de abanicos esperando que los coletas distrajeran su suplicio pero no se produjo el milagro. Morante se dejó la inspiración y algo más en el hotel o, quien sabe donde. 

Los toreros de plata Iván García y Alberto Zayas de tuvieron que desmonterar para corresponder a los aplausos del público benevolente al parear a quinto, a pesar que el embroque lo hicieron a toro pasado.

Comentarios:

Cuando se quiere, se puede, ese es el lema que alguien tendría que recordarle a Morante de la Puebla y no precisamente hacer lo que hizo. Pero estos toreros de alto copete están por encima del bien y del mal. Su arte está sujeto a muchas variables, como supongo que lo estará su sistema emocional, pero le falla una fundamental: la voluntad, qué cuando aparece son capaces de juntar el cielo con la tierra y cuando se queda en el hotel, deja al torero a los pies del desagravio y de la melancolía. Supongo. En su primero se tuvo que limitar a hacer de enfermero, citando con la muleta a media altura para que animal no sufriera ningún descalabro. A su segundo lo recibió con unos trapazos, y tras un momento de duda, continuó en la misma línea, y viendo que sus incondicionales, los que al recibirlo con unas verónicas por delantales había entrado en éxtasis, le mostraban su cara más áspera, decidió tomar el acero y con ello se esfumó cualquier duda sobre la voluntad del matador. En esta ocasión no sirvió ni tan siquiera el allanamiento del ruedo. Detalle que la empresa tuvo con el torero para que pudiese anunciarse en este coso. Morante, para ese viaje no necesitaba tantas alforjas. 

Pero eso no le pasó ni a Cayetano ni a Ginés Marín, ambos intentaron dejar el pabellón de la voluntad bien alto, pero cada uno a su manera. Cayetano en su primero se encontró con un noble animal que antes había mostrado otras condiciones negativas, pero el torero tuvo todo a su favor, después del fracaso de Morante en su primero el público estaba dispuesto a cualquier gesta por tal de levantar la tarde. El torero lo intentó con series de redondos y naturales pero le faltó la enjundia que convierte la vulgaridad en arte. Terminó la faena con una serie de trapazos ante un animal que acudía al engaño a todos los requerimientos del torero. A su segundo lo recibió con el capote flexionado las piernas que gustaron mucho a los presentes. Cuando tomó la muleta y después de brindar la faena a su apoderado, Curro Vázquez, se marchó a terrenos del 6 y allí en un gesto de heroicidad, se quitó la zapatillas y el público lo interpretó que estaba dispuesto a inventar el toreo. Puso las rodillas en tierra y dio a su enemigo una serie de redondos que fueron muy jaleados. Después de esta hazaña, se lo llevó a los medios y dándole distancia los aficionados se dieron cuenta que las intenciones del torero no eran inventar nada, solo hacer uso de las triquiñuelas establecidas y que al parecer nadie debe olvidar por el bien de su carrera. Citaba con el pico de la muleta, y eso, caramba, ya está inventado. Un aficionado atrevido osó comentar que no había dado "ni uno", refiriéndose a los muletazos, claro. Se puso pesado y el presidente le envió un aviso.

Ginés Marín lo intentó en el sexto y casi le sale la jugada si no llega a ser porque falló con el acero. Su faena tampoco fue de una exquisitez suprema, pero lo intentó. Intentó el toreo al natural y en redondos a un animal que acudía al engaño rebrincado, intentando suavizar la embestida con el agravante que lo tuvo que sacar a los medios dada la querencia que el burel tenía con las tablas. El torero estuvo firme, cerrando algunas series con el pase de pecho mirando al tendido, suerte que está en desuso. Su labor estuvo amenizada con la variedad, y por supuesto estuvo muy por encima de las condiciones de su enemigo. A su primero, con voluntad, llegó a sacarle lo que no tenía imprimiendo a su toreo, tanto en redondos como al natural, una variedad que hizo valorar su labor. En esta ocasión el acero le privó de un reconocimiento del público a su faena. 

©Pepeíllo.

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