miércoles, 30 de mayo de 2018

30 de mayo de 2018.

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. 

Feria de San Isidro 2018. 22ª festejo de abono. 

Corrida de toros. 

“Un director de lidia” 

Ganadería 

Se lidiaron 5 toros de la ganadería de Garcigrande, con procedencia Juan Pedro Domecq Solís, y 1, lidiado en quinto lugar, de Domingo Hernández de la misma procedencia. El segundo fue devuelto y en su lugar salió un sobrero de Valdesfresno. De variada presentación, mansos y en general encastados, salvo el segundo. El cuarto destacó su juego en el caballo. Esperemos que con este comportamiento las figuras no le den la espalda a la ganadería, como es habitual en ellos cuando aparece la casta. 

Terna: 
  • Enrique Ponce; De Corinto y oro. En el segundo, estocada habilidosa. Aplausos. Pinchazo y estocada desprendida. División de opiniones. 
  • Sebastián Castella: De marino y oro. Dos sartenazos infames, aviso, se levanta el toro, 2º aviso. Al final se echa el animal para no levantare más. Pitos. Estocada contraria y algo trasera 2 orejas, 
  • Colombo: De Azul pavo y oro. Pinchazo arriba y estocada baja y trasera en el toro de su confirmación. Silencio. En el sexto, estocada tendida que vale. Silencio. 
Presidente: D. Gonzalo J. de Villa Parro. 

Se le abucheó al presidente por conceder la segunda oreja a Sebastián Castella en el quinto, ya que la faena no fue para tal honor, pero el triunfalismo se ha impuesto en la médula de la interpretación provocadora con la seriedad.. Muy mal, presidente. 

Suerte de varas: 
  1. Fanfarrón. 599 kg. Negro listón chorreado: 1ª Vara: Acudió suelto, le tapó la salida y castigó trasero y derribó al caballo. 2ª Vara. De nuevo acudió suelto y su condición de manso le hizo defenderse. 
  2. Cigarro. 550 Kg. Negro. 1ª Vara. El piquero dejó el hierro caído y trasero. El animal se dejó pegar. 2º Vara: No se empleó y no recibió castigo. Para qué se iba a molestar el montado, el toro no valía para nada. 
  3. Dardo. 581 Kg. Negro. (Domingo Hernández) 1ª Vara: Salió suelto de la pelea. 2ª Vara: Fue castigado trasero, no se empleó y salió suelto. El toro quedó crudo en el caballo. 
  4. Francachelito. 539 Kg. Negro bragado meano. 1ª Vara. El animal empujó con fijeza y derribó. 2ª Vara: Volvió a empujar con fijeza dejándose pegar El toro dio buen juego en el caballo. 
  5. Juglar. 597 Kg. Castaño. 1 Vara. Recibió el castigo trasero. 2ª Vara: Recibió un picotazo. El animal manso encastado. 
  6. Adueñado. 559 Kg. Negro. 1ª Vara. Derribó al montado. 2ª Vara: El picador muy mal, aunque rectificó el hierro. El animal salió suelto. Otro manso con castita. 
Cuadrillas y otros. 

La plaza registró un lleno como les gusta a los empresarios. Era tarde de clavel y de gintonic. El cartel lo requería, aunque no cumpliera las expectativas. En el quinto se puso a llover pero sin calar los tendidos. 

Comentarios: 

Ponce no estuvo ni en torero ni en director de lidia. A pesar de ser un matador con oficio reconocido, especialmente por su público, no estuvo a la altura de su responsabilidad al ser cabeza de cartel. Siempre ha hecho lo mismo. En las plazas de responsabilidad ha exigido la alternativa o la confirmación de un torero para no abrir plaza. El que manda, manda, pero, es dueño de sus actos, y ayer el torero de Chivas, se equivocó de lleno. 

Tuvo un detalle de poca responsabilidad, marcándole como torero y como persona. Mientras su compañero Castella se jugaba la vida en el tercero de la tarde, él, tranquilamente en el callejón toreaba de salón utilizando la mano como muleta, ausente de su responsabilidad como director de lidia. Ninguno de sus incondicionales, esos que piden los trofeos al toreo barato que ayer ofreció el de Chivas, le recriminó su postura. Posiblemente el gintonics se lo impidiera. Y aunque al segundo de la tarde le sacó lo que tenía fue utilizando el pico de la muleta, donde solo se le apreció su clase al someterlo por bajo y un cambio de manos. Todo lo demás fue para olvidar. El cuarto le plantó cara al torero, con casta, hecho que hizo que lo desbordara. Al final y después de intentar ponerse bonito, tuvo que machetearlo que era lo que debía haber hecho al principio. Ni los que mandan en el escalafón pueden/quieren con las dificultades que presenta la casta. 

Sebastián Castella sufrió un serio revolcón en el quinto al quedar al descubierto cuando lo recibió de capote, encogiendo los corazones de los presentes. Quedó tendido en la arena y aunque se recuperó, salió con el pie izquierdo vendado. Todo lo que vino después entró en el capítulo de la particular épica que envuelve estos casos. El torero aprovechando las circunstancias, sacó a relucir el tremendismo, comenzando la faena citando de hinojos y recetándole a su enemigo unas tandas, por ambos pitones que levantó el clamor en los tendidos. Nadie dudó de la frase: “Revolcón, oreja segura”. El fruto estaba casi maduro, solo hacía falta recogerlo a tiempo, y para ello el francés le echó redaños y ante la transmisión que ofreció la casta de su enemigo, tiró del recurso del arrimón. El remate de tirar la muleta ante la cara del toro, llevó el frenesí a los tendidos, aunque algún aficionado entendiera, con razón, que un torero nunca debe tirar la muleta. Sin duda fue una faena llena de emoción pero de poco toreo. En el tercero de la tarde y ante un manso encastado, el torero francés no estuvo fino. Tiró de recursos ventajistas al no colocarse en el sitio que le corresponde como figura. Después de recibirlo en el anillo, donde el animal acudió rebrincado, Castella sólo mostró las ventajas que nos tiene acostumbrados en las últimas temporadas. Ni con la derecha ni al natural pudo con su enemigo, que ante un torero que no se acopló en ningún momento soltaba derrotes buscando la presa que afortunadamente no llegó a encontrar. Es lo que tiene la casta, por ese motivo estas figuras del alto escalafón, no la quieren ni en pintura. 

Jesús E. Colombo se encontró en su confirmación con un toro que equivocó el camino y en lugar de salir en Las Ventas debía haber ido directamente al matadero. Fue un autentico mulo donde el torero venezolano nada pudo hacer. A su segundo lo recibió de hinojos intentando aprovechar el halo de triunfo que había dejado su compañero de cartel. El animal tenía querencias a tablas y el torero venezolano no se acopló en ningún momento, sufriendo cuatro desarmes, hecho que fue minando su voluntad de agradar, limitándose en algunos momentos de la faena a acompañar el viaje del toro, pero torear, nada de nada. 

Otra vez será, matador.. 

©Pepeíllo

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