domingo, 1 de septiembre de 2024

 1 de septiembre de 2024

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo

Corrida de toros. Desafío ganadero.

“Toreo de ¡Olés!, pero…”

Ganadería

Se lidiaron 6 toros, 3 de Saltillo lidiados en 1º, 2º y 3º, lugar y 3 de Valdellán, estos últimos de procedencia Santa Coloma, en el primer desafío ganadero celebrado. El ganado trajo de las dehesas buena presencia, varios de ellos fueron aplaudidos de salida. El cuarto blandeó en exceso, El tercero y sexto, sobre todo este, pusieron en bandeja el triunfo de Castaño, pero el matador falló con los aceros. En el caballo su juego fue desigual y ninguno apretó en el peto metiendo los riñones y humillando. Varios de ellos salieron sueltos y se repucharon en el castigo.

Terna:

Sánchez Vara: De rosa y oro. En el primero estocada baja saliéndose de la suerte. Necesitó entrar a matar tres veces más con poca fortuna y usar el descabello en dos ocasiones. Silencio tras aviso. En el cuarto bajonazo. Silencio.

Rubén Pinar: De blanco y oro. En el segundo estocada habilidosa metiendo la mano, entrando fuera de cacho. Aplausos. En el quinto Pinchazo sin soltar y estocada caída. Silencio.

Damián Castaño: De malva y oro. En el tercero media desprendida y cuatro descabellos tras aviso. Vuelta al ruedo. En el sexto tres pinchazos, estocada baja y dos descabellos, tras aviso. Aplausos.

Presidente: D. Juan A. Sanz Martín.

En el sexto y atendiendo la petición del torero, cambio el tercio con dos entradas al caballo. El toro debería haber entrado de nuevo.

Suerte de varas:

1º Astudero. (Saltillo). En la primera entrad fue castigado trasero y salió suelto. En la segunda el piquero no tuvo compasión y le hizo una sangría. En la tercera de nuevo la puya cayó trasera. El animal manseó y salió suelto.

2º Tiburoneto. (Saltillo). En la primera entrada fue castigado trasero, el animal empujó sin clase, con un pitón, y le tapó la salida el montado. En la segunda otro detalle de ineficacia del picador. Lo castigó trasero y el toro se dejó pegar sin más.

3º Morisqueño. (Saltillo. Fue castigado trasero, no se entregó en la pelea empujando con un pitón. Salió suelto. En la segunda el piquero le tomó la medida de castigarlo trasero, el animal se repuchó. En la tercera entrada se arrancó de largo y el piquero marco trasero el castigo. ¡Al paro, Javier Martín! Es lo que se merece el picador.

4º Marmolejo. (Valdellán). En la primera entrada desmontó al picador y éste se limitó a sujetar el caballo. En la segunda entrada otro desastre, el toro apretó y volvió a desmontar al piquero. En la tercera el toro se arrancó de largo y solo recibió un picotazo. Bonita vara.

5º Huerfanito. (Valdellán). En la primera vara lo agarró trasero y el toro se dejó pegar mostrando blandura de remos. En la segunda entrada empujó sin clase y el picador anduvo a la misma altura. Tuvo que rectificar el castigo.

6º Hechicero. (Valdellán). En la primera entrada se dejó pegar pero sin emplearse. Salió suelto. En la segunda lo dejó de largo, el toro tardeó pero al final se arrancó con tranco pero el piquero puso su nota negativa marrando el castigo. El animal se dejó pegar.

Cuadrillas y otros.

Tarde de calor, la plaza registró una floja entrada. Poco interés y profesionalidad continúan mostrando los picadores, a pesar de ir instalados en caballos armados hasta las orejas.

Los toreros de plata pasaron por el albero venteño sin pena ni gloria. En el cuarto Sánchez Vara dio orden a su cuadrilla para que se tapara. La responsabilidad de la colocación de los palitroques, corría a su cargo. Estuvo digno el torero de Guadalajara, aunque en el primer par clavó al segundo intento. En el segundo aguantó el arranque de su enemigo y el tercero quiso deleitar con un par “al violin”, sin caer en la cuenta que era tarde de aficionados, y esta suerte es para espectadores más experimentados en esta materia.

Comentarios:

La trilogía para cualquier actividad es “Querer, saber y poder”. Damián Castaño, las reunió ayer en su lote, o por lo menos lo intentó En el tercero un Saltillo de bella estampa, se echó la muleta a la izquierda y después de una tanda consintiendo dibujó unas series de naturales de bonita ejecución. Cuando quiso adornarse con la derecha lo hizo con mucho gusto, sin descomponer la figura, muletazos de arriba abajo y rematados en la “caera”.. Fue una faena para disfrutarla. Pero el salmantino falló a espadas. Se le esperaba en el sexto con ilusión, suele pasar cuando a un torero se le ve en su primero con sitio y con ganas de hacer el toreo de verdad. El sexto fue un ejemplar de Valdellán, que no había mostrado nada interesante durante la lidia, pero el toro quedó un poquito crudo en el caballo y comenzó a meter la cara en la muleta y no se cansó de embestir, pero con transmisión. El matador lo recibió con unos muletazos por bajo que sirvieron para recordar a los aficionados que no todo son críticas, y los olés volvieron a resonar en los tendidos. Continuó con unos derechazos citando con la muleta ´”plancha”, llevando la cara del toro metida en la pañosa, hecho que habitualmente no se ve con frecuencia. Es la diferencia entre poder y querer. En el toreo al natural aguantó las acometidas de su enemigo, pero anduvo algo remiso en la ejecución de los naturales, ya que no llegaba a rematarlos, restándole a su faena la vistosidad y a su enemigo lo que le ofreció, casta y bravura. A mi entender y a pesar de lo que él entendió en su faena, le faltó “el saber”. Si digo que el toro estuvo por encima del torero, que nadie entienda que quiero quitarle méritos, solamente que cuando aparece en el ruedo la casta y la bravura, el torero debe reunir en sus engaños, “querer, saber y poder”.

Sánchez Vara, torero con grandes dotes de lidiador, en su primero se encontró con un “saltillo”, que desde el principio de faena comenzó a medir las embestidas y con un incomodo calamocheó por ambos pitones, solo consiguió sacarle una tanda por el pitón izquierdo llena de profesionalidad. En el cuarto el toro comenzó metiendo la cara y el matador anduvo con precauciones citando fuera de cacho. El animal se fue quedando sin recorrido y escaso de fuerza, lo que abortó las expectativas del matador.


Rubén Pinar se encontró en su primero con Tiburoneto al cual le basó su faena con la derecha, ya que por el pitón derecho el toro acudía al engaño avisado. Según transcurría la faena el toro se fue apagando, permitiendo que el torero estuviera digno en su labor. En el quinto se encontró con un enemigo que no valía un duro. El torero lo intentó en el toreo al natural pero sin colocarse. Por el derecho el toro no tuvo transmisión y el albaceteño se puso pesado en su labor.

©Pepeíllo.

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