miércoles, 14 de mayo de 2025

Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros.

Feria de San Isidro: 5ª de feria

“Después de la lluvia, salió Brigadier”

Tarde de cielo comprometido con la lluvia, y el compromiso debió de ser sólido, en el segundo toro comenzó a llover y varios tendidos se despoblaron y las gradas se llenaron. El coso registró un aforo de 17.782 espectadores según la empresa. Se lidiaron seis toros de Pedraza de Yeltes, bien presentados, a pesar de la romana se movieron y dieron la oportunidad de triunfo a los tres matadores. El sexto dio en la báscula 667 kg. El peso medio de la corrida fue de 622 kg. Al sexto se le dio la vuelta al ruedo.

Terna:

Román: De azafata y oro. Pinchazo sin soltar en mal sitio. Estocada y dos descabellos tras aviso. Vuelta al ruedo. Cinco pinchazos, el último hondo y seis descabellos. Entre ellos recibió un aviso. Silencio.

Colombo: De rojo cereza y oro, Estocada desprendida tirándose fuera de cacho. Aviso. Petición minoritaria. Vuelta al ruedo por su cuenta. Estocada baja entrando como un cañón. Silencio.

Isaac Fonseca: De soraya y oro. Bajonazo infame. El toro tuvo una muerte brava. Silencio. Pinchazo, con el impulso el torero perdió el equilibrio, aviso el animal se refugia en tablas y el mejicano le receta un bajonazo infame. Oreja.

Presidente: D. José Antonio Rodríguez San Román.

Premió con un trofeo a Isaac Fonseca después de matar de un pinchazo y una estocada baja, cayendo en el delirio por parte de los espectadores, hecho que no he llegado a comprender. El delirio lo provocó Brigadier, Fonseca puso la voluntad.

Suerte de varas:

Por fin podemos destacar a un picador que abandonó el ruedo entre aplausos, con la cabeza baja bajo el castoreño, disfrutando de su momento de gloria. Lo había merecido. Su nombre es “Borja Lorente”, así venía en la reseña por orden de lidia. Aunque en el segundo puyazo marcó el castigo en la paletilla, rectificó de inmediato. Brigadier se lo debió perdonar ya que en la tercera vara el bravo animal acudió al encuentro del montado como si nada hubiera ocurrido El tercer puyazo fue para hacer afición, El toro se arranco desde los medios y al entrar al caballo, el picador marcó arriba el castigo. ¡Qué suerte más bonita y que otros impresentables montados la traten con desprecio…!

CUADRILLAS.

Raúl Ruiz se lució con los palitroques en el tercero y durante la lidia del sexto. Juan Carlos Rey y Tito en el sexto en el tercio de banderillas. Ambos tuvieron que desmonterarse entre los aplausos del público.

TORO A TORO

1º Bello. N. 61. 630 Kg. Colorado. En la primera vara manseó descaradamente. En la segunda tardeó en acudir al montado el picador se agarró arriba y el toro salió suelto.

2º Holandero. N. 20. 598 kg. Colorado. En la primera entrada se arrancó de largo, el picador marcó trasero y el animal empujó con un pitón y salió suelto. En la segunda volvió a arrancarse desde los medios y el picador se agarró trasero pero no lo castigó.

3º Burrecato. N. 41. 597 kg. Negro. En la primera vara fue castigado muy trasero. Salió huyendo y se encontró con el picador de reserva y cuando sintió el hierro volvió a salir suelto.

4º Bello. N. 67. 619 kg. Colorado. Acudió suelto al caballo y se dejó pegar con fijeza. En la segunda recibió el castigo trasero. El animal empujó en el peto pero sin castigo.

5º Holandero. N. 66. 624 kg. Negro listón chorreado. La primera vara muy trasera acompañada de protestas. Se dejó pegar y el piquero lo masacró. No levantó la vara hasta que el toro salió del peto. En la segunda el toro se defendió y el piquero se limitó a marcar el castigo pero sin retirar el hierro.

6º Brigadier. N. 2. 667 kg. Colorado. En la primera vara se dejó pegar. En la segunda fue castigado en la paletilla aunque rectificó el montado y no lo castigó. En la tercera se arrancó de largo con un tranco digno de ver y de disfrutar el instante, y el picador marcó arriba el castigo, el toro empujó en el peto pero el picador midió el castigo.

CRONICA:

He titulado la crónica que “Después de la lluvia salió Brigadier”, pero hubo otros toros que merecieron el recuerdo,  Brigadier completó su demostración de bravura acudiendo a la cita de Fonseca, colocado de hinojos en la boca de riego y allí le recetó una tanda de derechazos rematados por un pase por alto. Una vez recuperada la verticalidad, lo recibió con una tanda de redondos, pero al hilo y rematados para fuera. Continuó con el compás abierto aguantando la acometida del bravo y noble ejemplar. Los espectadores después de la lluvia deseaban el triunfo del torero a pesar de su falta de colocación. El toro ya se había ganado a los aficionados, que así lo manifestaban. Fonseca no anduvo fino en su intento del torero al natural, el toro por ese pitón tuvo menos recorrido, pero un público entregado en su labor después del sufrimiento de la lluvia, le perdonó el pinchazo y el bajonazo que le recetó a Brigadier. Todos quedamos contentos, unos más, y otros menos y me llamó la atención un detalle. Los aficionados terminaron el festejo hablando de Brigadier, pero de Fonseca, nadie se acordaba a pesar de cortar un trofeo por su voluntad. Fue una justa medida. El mejicano en su primero tampoco anduvo fino. Es cierto que Burrecato hizo una fea pelea en el caballo, pero cuando llegó al último tercio, el torero se encontró con un enemigo exigente, y tuvo que tirar del recurso de estar continuamente perdiéndole pasos al no poder con la acometividad de su enemigo y no encontrar en la muleta los recursos para poderle a un manso y encastado animal que también dio “su espectáculo”.

Román es un torero que siempre he tenido predilección por él. No lo oculto. Por una razón muy sencilla, se entrega en cada tarde y no engaña a nadie. Ayer perdió su lucimiento con el acero. El animal tampoco defraudo, fue un manso encastado que manseó descaradamente en el caballo, pero cuando el valenciano le puso la franela delante e intentó someterlo por bajo, el animal le arrancó la muleta de la mano, como diciendo, “aquí el que manda soy”. Román no se arrugó, lo citó al natural algo despegadillo, aunque el toro no era un hermanito de la caridad, pero aguantando con profesionalidad y con mando. El toro terminó huyendo de la pelea, pero el torero le recetó otra tanda de redondos muy emocionantes. El acero le privó del premio que le tendrían reservado los presentes. El cuarto ya fue otro cantar. El animal tuvo menos transmisión y el torero comenzó templando al hilo los muletazos de tanteo para intentar el toreo al natural, pero quedó en el intento. El toro no tuvo recorrido y su labor quedó oscurecida.

Colombo vino en plan funcionario. Su primero se desplazó con nobleza en el capote y cuando le colocó la muleta delante, apareció la lluvia. Lo sacó a los medios y comenzó su labor por el pitón izquierdo pero sin bajar la mano en ningún muletazo, mostrando inseguridad, hecho que continuó en el toreo en redondo, citando con el pico de la muleta y limitándose a acompañar las embestidas de su enemigo. El toro tampoco acompañó la voluntad ventajista del torero. Remató con unas bernardinas que no vinieron a cuento, solo para tapar las carencias de su toreo. O así lo entendí. En el segundo de su lote, comenzó la faena con un cambio de manos, pero cuando se puso a torear al natural su labor no llegó a los tendidos, con la mano derecha le faltó temple y cuando lo volvió a intentar al natural lo desarmó, El animal comenzó a quedarse corto pero el torero, como el anuncio de las pilas; siguió y siguió…

Destacar que pareó a sus dos enemigos, con sus luces y sus sombras.

La lluvia y el frio ambiente hicieron que muchos aficionados abandonaran el coso en el quinto. Ya se sabe, “no hay sexto malo”. ¿O no?

©Pepeíllo.

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