Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros.
Feria de San Isidro: 6ª de feria
“¡Qué tercio de banderillas!”
Feria de San Isidro: 6ª de feria
“¡Qué tercio de banderillas!”
Tarde de nubes, frio y como colofón al desastre ganadero, la lluvia. Se lidiaron seis toros de la ganadería de José Enrique Fraile de Valdefresno. Ganado de mucha romana y de matadero. Toreros que se contagiaron de la frialdad de la tarde y del descaste del ganado. ¡Qué escribir más! Daré algunos detalles. La plaza registró un aforo de 21.264, espectadores, según la empresa, que al final del festejo tuvieron que soportar de nuevo la inclemencia de la lluvia. En el sexto y en el epílogo de la faena de Alejandro Chicharro, se puso a llover con fuerza. ¡Qué tarde soporífica! Que ganado más descastado! ¡Qué terna más insípida! Sigo… Solo kilos y mansedumbre. Alejandro Chicharro confirmó la alternativa de manos de Paco Ureña. Vaya recuerdo que le habrá quedado al toricantano.
Terna:
Paco Ureña: De grana y oro. En el segundo media estocada caída perdiendo la muleta. Aviso. El animal se quedó aplomado hasta que le faltaron las fuerzas y dejó la vida en la arena. Saludos desde el tercio tras petición minoritaria. En el cuarto dos pinchazos y navajazo infame. Silencio.
David Galván: De turquesa y oro. En el tercero pinchazo hondo y descabello. Silencio. Pinchazo y estocada. Lo levantó el puntillero y en la segunda no pudo levantarse. Silencio.
Alejandro Chicharro: De vainilla y oro. Recibió un aviso antes de entrar a matar. Pinchazo bajo y tendido y otro pinchazo hondo y tendido. Se echó el toro y Fernando Sánchez lo levantó al no acertar con la puntilla. A la segunda, no falló. Silencio. En el sexto estocada tendida y trasera que vale. Silencio.
David Galván: De turquesa y oro. En el tercero pinchazo hondo y descabello. Silencio. Pinchazo y estocada. Lo levantó el puntillero y en la segunda no pudo levantarse. Silencio.
Alejandro Chicharro: De vainilla y oro. Recibió un aviso antes de entrar a matar. Pinchazo bajo y tendido y otro pinchazo hondo y tendido. Se echó el toro y Fernando Sánchez lo levantó al no acertar con la puntilla. A la segunda, no falló. Silencio. En el sexto estocada tendida y trasera que vale. Silencio.
Presidente: D. José María Fernández Egea.
Sin problemas en sus funciones. Supongo que su afición se vería defraudada como los miles de aficionados.
Suerte de varas:
Nadie se libró del fracaso. Varios toros acudieron sueltos a los montados. Los picadores volvieron a sus andanzas. Hacer la carioca, taparles la salida, si el toro se encela en el peto, mantienen el hierro en el morrillo del toro para menguar su poderío, si es que lo tiene. Y así, una tarde tras otra.
CUADRILLAS.
En el sexto Iván García y Fernando Sánchez protagonizaron un espléndido tercio de banderillas por el cual se tuvieron que desmonterar ante los aplausos del respetable. En el cuarto se lució con el capote Agustín de Espartinas. En el quinto lo hicieron con las banderillas Juan Carlos Rey y David Pacheco.
TORO A TORO
CUADRILLAS.
En el sexto Iván García y Fernando Sánchez protagonizaron un espléndido tercio de banderillas por el cual se tuvieron que desmonterar ante los aplausos del respetable. En el cuarto se lució con el capote Agustín de Espartinas. En el quinto lo hicieron con las banderillas Juan Carlos Rey y David Pacheco.
TORO A TORO
2º Pomposico. N. 22. 575 kg. Negro. Cuatreño. El picador se agarró arriba y el animal empujó con un pitón. Cuando salió del caballo dio una vuelta de campana. En la segunda entrada salió suelto al sentir el castigo.
3º Pompero. N. 16. 650 kg. Negro. Cinqueño. Acudió suelto al montado. El animal empujó y el piquero le tapó la salida. Se enceló en el peto y el picador no levantó la vara. En la segunda entrada fue de trámite.
4º Campanero. N. 7. 615 kg. Negro salpicado. Cuatreño. El picador se agarró arriba, el animal empujó pero el piquero le tapó la salida. En la segunda entrada acudió suelto, no se empleó y el picador volvió a taparle la salida.
5º cigarrero. N. 29. 595 kg. Negro listón. Cuatreño. El montado marcó arriba el castigo, el toro empujó en el peto pero salió suelto. En la segunda entrada repitió el mismo juego.
6º Yeguesero. N. 40. 622 kg. Negro. Cuatreño. En la primera entrada acudió suelto, el toro empujó en el castigo pero el picador le tapó la salida. En la segunda no se entregó en la pelea.
CRONICA:
¡Que regalo le ofreció el ganadero al Santo Patrón! ¡Que tercio de banderillas! Si he destacado el tercio de banderillas del sexto, se debe interpretar que antes y después no ocurrió nada destacable. Bueno, si ocurrió. Vimos un ganado de matadero y si no hay toro... ¡Y los toreros! Los quites brillaron pero por su ausencia. A ninguno de la terna se le ocurrió probar al toro después de ser castigado en el caballo, cuando salían del pero no hacía falta. Todo estaba hecho. Así le pasó a Alejandro Chicharro en el toro de su confirmación. El animal salió al ruedo barbeando las tablas para encontrar un resquicio y salir huyendo a la dehesa. La cuadrilla no encontró la manera de lidiarlo. Se le ocurrió brindar la faena de un manso descarado, el toro al segundo muletazo perdió el equilibrio. Continuó con tandas por el derecho donde de su muleta solo aparecieron los trapazos acompañando la embestida del toro. Cuando lo intentó al natural el animal se marchó a tablas. Le faltó mando y colocarse en su sitio y mostró un toreo acelerado. Al sexto, al recibirlo de capote, le cortó la embestida y a punto estuvo de llevárselo por delante. Con la pañosa lo citó desde los medios con una tanda por el derecho al hilo. Las fuerzas de su enemigo eran escasas, limitándose a pasarlo por ambos pitones, cerrando la faena con manoletinas de recurso, donde la lluvia se llevó el protagonismo.
Paco Ureña se encontró en su primero un toro cómodo de cara que no consiguió pararlo. Después de la devolución de trastos con Chicharro y brindar a un señor del callejón, lo sacó a los medios sometiéndolo por bajo. Continuó por el derecho con una tanda al hilo. Dio otra tanda algo más vistosa mirando al tendido con el fin de calentar el ambiente, pero careció de hondura. Al natural consiguió unos muletazos que calaron en los tendidos, solo en eso consistió su labor. El animal no dio para más. En su encuentro con el cuarto al recibirlo de capote se encontró con una embestida incierta de su enemigo. Con la muleta tuvo que luchar con sus querencias. Lo sacó a la segunda raya y el animal en cuanto le abrió la muleta se marchó a tablas, volvió a sacarlo a los medios y el toro no quiso pelea. Acudía al engaño con un tranco cansino y mostrando el mismo deseo, las tablas. No hubo nada que hacer.
El primero de David Galván tuvo poca acometividad en el capote. Con la muleta lo recibió con estatuarios, muletazos muy vistosos para la galería pero que hacen mucho daño a los toros. Se le coló en uno de ellos y dio pie a que el animal se rajara y se marcharse a tablas. Muy triste, pero así fue. El torero lo intentó pero no hubo nada que hacer. El manso, era manso de verdad. El quinto salió suelto y como no encontró un capote que lo fijara, acudió al picador de reserva. Con la muleta el toro huía de la pelea y el matador tuvo que ir tras su enemigo. El torero cometió el error de brindar un animal que había demostrado una mansedumbre de matadero, pero son los valores que existen en la actualidad en el toreo.
Ganadero, espero que haya tomado nota de lo que ofreció a la parroquia venteña, donde la mansedumbre de sus pupilos también llegó a todos los rincones taurinos del mundo.
Paco Ureña se encontró en su primero un toro cómodo de cara que no consiguió pararlo. Después de la devolución de trastos con Chicharro y brindar a un señor del callejón, lo sacó a los medios sometiéndolo por bajo. Continuó por el derecho con una tanda al hilo. Dio otra tanda algo más vistosa mirando al tendido con el fin de calentar el ambiente, pero careció de hondura. Al natural consiguió unos muletazos que calaron en los tendidos, solo en eso consistió su labor. El animal no dio para más. En su encuentro con el cuarto al recibirlo de capote se encontró con una embestida incierta de su enemigo. Con la muleta tuvo que luchar con sus querencias. Lo sacó a la segunda raya y el animal en cuanto le abrió la muleta se marchó a tablas, volvió a sacarlo a los medios y el toro no quiso pelea. Acudía al engaño con un tranco cansino y mostrando el mismo deseo, las tablas. No hubo nada que hacer.
El primero de David Galván tuvo poca acometividad en el capote. Con la muleta lo recibió con estatuarios, muletazos muy vistosos para la galería pero que hacen mucho daño a los toros. Se le coló en uno de ellos y dio pie a que el animal se rajara y se marcharse a tablas. Muy triste, pero así fue. El torero lo intentó pero no hubo nada que hacer. El manso, era manso de verdad. El quinto salió suelto y como no encontró un capote que lo fijara, acudió al picador de reserva. Con la muleta el toro huía de la pelea y el matador tuvo que ir tras su enemigo. El torero cometió el error de brindar un animal que había demostrado una mansedumbre de matadero, pero son los valores que existen en la actualidad en el toreo.
Ganadero, espero que haya tomado nota de lo que ofreció a la parroquia venteña, donde la mansedumbre de sus pupilos también llegó a todos los rincones taurinos del mundo.
©Pepeíllo.
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