viernes, 23 de mayo de 2008

San Isidro 2008 14ª: El rey de avisos

21 de mayo de 2008

Toros de: Alcurrucen. Encaste: Carlos Núñez, línea Parladé- Rincón.
Terna:
  • Enrique Ponce: Sartenazo, pinchazo tendido. Aviso y un descabello. Pitos. Estocada trasera y caída. Aviso. División de opiniones.
  • Sebastián Castella: Pinchazo sin soltar, aviso estocada tendida y trasera. Aplausos. Metisaca en los bajo, dos pinchazos y estocada casi entera baja. Tímidos pitos.
  • Morenito de Aranda: Dos pinchazos, se echa el toro el puntillero lo levanta, aviso, se echa de nuevo para no levantarse más. Saludos desde el tercio. Estocada desprendida por derecho. Saludos desde el tercio.

Preside la corrida: D. Julio Martínez Moreno


El ganado salió manso y el mejor lote se lo llevó el torero arandino, pero algunos se vinieron arriba en la muleta y llegaron a pedir los papeles a Ponce y a Castella, pero estos tardaron demasiado en buscarlos y el presidente estuvo mandándoles avisos exceptuando el quinto y el sexto. Es lo que llaman el toreo moderno en su pura concepción, además con el maestro de la tardanza en la lidia presente, este es Enrique Ponce. A ese torero hay que agradecerle esas faenas largas, en algunas ocasiones tediosas y oscuras, tanto, que muchas veces no llegan al aficionado medio, sólo a los que entienden de esto y comen del pesebre que el torero les pone, poniéndole por las nubes y, como decía un ganadero de postín, haciendo la crítica sin haber ido a la plaza.
En su primero, un toro manso que se dejó pegar en varas, con el percal no encontró la medida que el toro le pedía, consiguiendo sólo dos muletazos templados cuando le bajó la muleta y llevó al toro muy toreado, y no los doce minutos que estuvo intentando acoplarse a su enemigo sin saber/querer por dónde tenía que empezar. Su segundo, un manso que salió enterándose de todo y que el piquero le pegó con saña, llegó a la muleta con la intención de no tragarse dos pases seguidos. El torero sólo consiguió darle una serie corta de redondos que era lo que el toro necesitaba y no el toreo ventajista que siguió después, siendo poco bagaje para una figura como Ponce.
Castella quiso pero no pudo con su primero, un manso de casta que le plantó cara en el último tercio en el centro de la plaza pero que se le rajó cuando el torero comenzó a embarullarse y no continuar en la línea que comenzó, es decir, intentar ganarle la partida a su enemigo con poder en cada pase. El toro se marchó a tablas y aquí se acabó todo. En su segundo, un toro con las fuerzas justas, no estuvo fino Castella, fuera de cacho, metiendo pico, en fin, sin sitio. Espero que su cabeza quede amueblada cuanto antes para el bien de la fiesta, ya que tanta vulgaridad no cabe en ella.
Que sí, que si no, los rumores que corrían por los tendidos no daban segura la participación de Morenito de Aranda en la tarde de los “Alcurrucenes”. Que si Ponce no quería venir de primero y buscaban un torero que confirmara, que si Serafín Marín estaba bien en la corrida anterior sería él el elegido y así cumplía el contrato que había firmado de dos corridas con la empresa y no había cumplido por faltar a su primera el martes 13. En fin, rumores y rumores, pero todos fundamentados. El caso es que al final vino Morenito y el público agradeció su participación.
Después de parar a Risueño, que así se llamaba su primero, lo envolvió en los aromas de su capote en el centro del anillo y le dio unas verónicas que levantaron del sopor a los espectadores. Con la muleta estuvo y no estuvo y la faena estuvo llena de altibajos, ya que el toro tenía poco recorrido. Dio un pase de pecho de pitón a rabo, durmiéndose en la suerte como cierre a una serie de recibo, pero el torero tenía que haber cruzado la frontera, esa frontera que da la confianza y que marca la diferencia de los buenos toreros, para provocar un poco más la embestida de su enemigo. Como remate a una serie vulgar de naturales dio un pase de pecho muy bueno que fue “oleado”. ¿Qué pasó después? Que falló a espadas y perdió la oreja que tenía ganada. En su segundo, un toro que no se entregó de salida en el capote, le hizo un quite muy templado y con la muleta dio dos series de redondos muy templados y bien rematados. El toro comenzó a quedarse corto por ambos pitones y al torero le faltó tirar más de muleta, pero se conoce que eso era para nota.

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