miércoles, 28 de mayo de 2008

San Isidro 2008 20ª El toreo moderno

27 de mayo de 2008. Corrida de la Prensa

Toros de: Fuente Ymbro. Encaste: Juan Pedro Domecq.
Terna:
  • Miguel Abellán: Estocada caída. Silencio. Dos pinchazos, estocada algo trasera y atravesada y tres descabellos. Silencio.
  • Julián López “El Juli”: Dos pinchazos y metisaca bajo, estocada trasera perdiendo la muleta y ocho descabellos. Pitos. Dos pinchazos y estocada atravesada. Silencio.
  • Miguel Ángel Perera: Aviso, estocada trasera y caída. Petición y saludos desde el tercio. Aviso, estocada baja. Minoritaria petición, saludos.

Preside la corrida: D. Manuel Muñoz Infante



Está claro que el toreo moderno está enfrentado con la casta que de vez en cuando algún animal seleccionado para la lidia lleva dentro, y cuando esta simbiosis se produce los toreros no andan muy finos, ya que se les ve que no están preparados para este tipo de toro. A la mayoría los tienen acostumbrados al torito que va y viene y si a algún ganadero le sale un toro fuera de la condición esperada le borran de la lista porque sus toreros no salen a la plaza a ganarle la partida a sus enemigos, y menos a jugársela, hasta ahí podíamos llegar, que una figura sufra un percance por ponerse en su sitio y sus mentores dejen de facturar corridas durante un tiempo. Ellos salen a hacer su toreo que es el que encandila a las masas. Lo que ocurre es que cuando este caso se presenta, a unos se les ha olvidado el tipo de lidia que cada toro requiere, y otros, sobre todo los más jóvenes, ni la conocen siquiera.

Miguel Ángel Perera venía con la vitola de triunfador en casi todas las ferias que había toreado, y los dos toros de su lote había que torearlos. Su primero, un toro de mansa condición, se tragaba el primer muletazo, pero los otros no, quedándose corto con lo cual había que tirar de é, y no aprovechar el viaje que es lo que la mayoría hacen, y los muletazos que consiguió sacar a casi todos le tocaba la muleta en el remate. Su segundo, un toro encastado que trajo en jaque a los banderilleros de su cuadrilla, ya que cuando clavaban los garapullos salía haciendo hilo y los perseguía hasta las tablas sin hacer caso a los capotes que le presentaban los que intentaban hacer el quite. Con la franela el matador quiso llevar a cabo la faena de salón que están acostumbrados a hacer, y claro, este toro lo que necesitaba era un torero con una muleta poderosa, eso sí, valor no le faltó a Perera para aguantarle las tarascadas que le tiraba.

El Juli anduvo desdibujado toda la tarde y ni siquiera sacó la casta torera que ha demostrado en otras ocasiones. En su primero, y ante un toro que se desplazaba por ambos lados y que el único problema era que punteaba el engaño en los remates, no fue capaz de templarlo y aprovechaba el viaje en lugar de tirar del toro y llevarlo embarcado en la muleta. En resumen, su enemigo vendió caros los pases que tenía y el torero no entró en la puja de la compra. Su segundo, un pavo de desarrolladas velas, se mostró codicioso con el caballo y en la primera vara se durmió recibiendo el castigo, pero en la segunda entrada al caballo el respetable le solicitaba al torero que pusiera de largo al toro, pero el torero no accedió a la petición. En la faena de muleta estuvo ventajista y muy por debajo de las condiciones de su enemigo, consiguiendo algunas series ligadas con el de pecho, pero con las ventajas por delante.

Miguel Abellán fue de primero y con ello evitó la responsabilidad de director de lidia a sus compañeros de cartel y debió pensar que con eso había cumplido, ya que no se molesto en hacer nada excepcional en sus dos enemigos. Su primero, un toro complicado que sabía lo que dejaba atrás, no se puso en su sitio nunca y decidió aliñarlo y despenarlo lo antes posible. En su segundo, en las series que dio, el toro iba por un lado y el torero por otro. Ni entendió a su enemigo ni quiso entenderlo.

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