martes, 13 de mayo de 2008

San Isidro 208 5º: Novillada de lujo

12 de mayo de 2008

Novillos de: Montealto. Encaste: Juan Pedro Domecq, en la línea de Algarra y El Ventorrillo.
Terna:
  • José Ramón García “Chechu”: Media estocada en los bajos, saliéndose de la suerte. Silencio. Estocada habilidosa. Silencio.
  • Rubén Pinar: Estocada. Oreja. Estocada, petición pero el Presidente esta vez no se ablandó.
  • Miguel Tendero: Estocada atravesada que hace guardia. Aviso. Petición y vuelta al ruedo. Estocada algo trasera. Oreja.

Preside la corrida: César Gómez Rodríguez.


Que salga una novillada como la que salió ayer en Las Ventas debe ser el sueño de cualquier torero en la noche previa a la corrida, pero desaprovecharla puede ser la pesadilla de toda la vida. Eso puede que le ocurriera a alguno de los novilleros que actuaron en el coso venteño, aunque algunos fueron premiados con orejas, no cabe la menor duda que la labor que llevaron a cabo los tres espadas estuvo muy por debajo del juego que desarrollaron los astados, que dieron la oportunidad de haber marcado en letras de oro las faenas de cada uno de los toreros que los lidiaron.

Los novillos estuvieron muy bien presentados y salvo el primero y el tercero superaron los 500 Kg de peso. Todos cumplieron en el caballo y hubo alguno que hasta se permitió el lujo de mansear, ya que como conocían el comportamiento que iban a tener con la muleta, para qué se iban a entregar en su pelea en varas, para que un mal piquero los dejara como al caballo del "Tío matute". La lidia que recibieron en el primer tercio no fue nada prometedora, ya que debido al toreo moderno los novillos no eran fijados de salida y campaban por el albero como "Perico por su casa", sin que un capote les enseñara quién era el que mandaba en el ruedo. De esta forma, el segundo derribó al entrar por sorpresa cuando aún no se había colocado en su sitio el picador.


Centrándonos en los novilleros, hay que destacar la labor con el capote de Miguel Tendero, que recetó unas verónicas de lujo al último de la tarde levantando a los aficionados de los asientos. La faena de muleta fue de más a menos destacando unos doblones al comienzo de la faena muy largos, hondos y templados que duraron una eternidad, donde se pudo comprobar la calidad del novillo que solo le faltó comerse la muleta. Después se fue diluyendo su labor en la vulgaridad terminando embarrullado cuando toreó al natural. Vaya novillo que se le escapó a Tendero, pues con todo y con eso fue premiada su labor con una oreja.

Rubén Pinar estuvo muy voluntarioso con el capote en su primero, ejecutando dos verónicas con las manos bajas que calaron en los espectadores. El novillo acudía al caballo con prontitud y fue picado trasero. No obstante, su labor fue aplaudida. "Sin comentarios". La faena de muleta a su primero estuvo llena de altibajos pero con un denominador común, la vulgaridad. Al comienzo levantó los primeros olés de la tarde en la ejecución de dos trincherazos, dando a continuación una tanda de redondos muy templados y mandones, pero no se acopló al natural y cuando volvió a tomar la muleta con la mano derecha, otra ración de lo mismo, su toreo careció de profundidad y adoleció de las principales reglas que rigen el toreo visto como un arte. En su segundo, y ante un novillo que permitía el toreo relajado y pausado, la misma lección, no llegó a cruzarse en ningún momento. Qué pena de novillo, estuvo durante toda la faena mostrándole al torero por dónde debía torearlo. Aún así, el público solicitó la oreja para el diestro.

En cuanto a Chechu, en su primero no estuvo muy afortunado con el capote ya que perdió la herramienta de torear en tres ocasiones, supongo que este hecho desmoralizaría al chaval. En la faena de muleta el novillo iba de largo por ambos pitones pero en redondos toreó aplicando las reglas del torero moderno, es decir, la vulgaridad. Al natural no mejora su actuación, todo fueron ventajas, tomaba el estaquillador por la punta y porque no podía añadirle un trozo más, sino lo hubiera hecho, vaya toreros jóvenes, ¡A torear de esta forma no se viene a Madrid! Tampoco fue el día en este toro de Domingo Navarro, al apuntillar. Este torero de plata, admirado en Madrid por su profesionalidad, fue a la Escuela Taurina a hacerse peón, hecho que sorprendió a los rectores, ya que casi todos los chavales que se apuntan supongo que lo primero que dan es su cuenta corriente para que les vayan ingresando los millones que van a ganar. En su segundo estuvo desastroso con el capote y en la faena de muleta anduvo desconfiado, pero cuando salía de la cara del toro, mostraba gestos como de haber descubierto el toreo en la faena realizada. No deben saber estos chavales cuando están en el ruedo en qué plaza se encuentran, y si es así alguien debía indicarles que fueran menos vanidosos.

Lo dicho, una novillada de lujo que perdurará en la retina de los aficionados y que salvo las diferencias de opinión que marcaron los tendidos durante la faena de Rubén Pinar al quinto de la tarde, a todos puso de acuerdo.

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