sábado, 31 de mayo de 2008

San Isidro 2008 22ª: No hay nada que hacer

29 de mayo de 2008.

Toros de: Palha. Encaste: Baltasar Ibán.
Terna:
  • Luis Miguel Encabo: Bajonazo infame, para cortarse la coleta. Bronca. Estocada muy trasera. Silencio.
  • Sánchez Vara: Estocada trasera y caída. Silencio. Pinchazo, estocada trasera y atravesada. Silencio.
  • Luis Bolívar: Bajonazo infame, pinchazo y estocada baja. Silencio. Metisaca en los bajos. Silencio.

Preside la corrida: D. Julio Martínez Moreno.

Cuando sale la casta, y en raras ocasiones unida con la bravura, no hay nada que hacer. Pocos toreros hay en el escalafón que sepan conjugar en una faena su valor, técnica y conocimiento de los terrenos con el toro que posea dichas virtudes. Ayer pudo verse con claridad que los coletas no brillaron a la altura que requerían las circunstancias, y ante una corrida de este calibre la suerte de varas trató de pasar desapercibida ante matadores, picadores incompetentes en el conocimiento de su oficio y autoridades, y tuvieron que ser los aficionados de siempre, a través de sus manifestaciones, los que obligaron a los coletas a que intentaran ver a los toros en el caballo. No creo que su petición fuera desmedida, ya que la corrida así lo requería.

El primer toro de la tarde puso en aprietos a Luis Miguel Encabo, que lleva tiempo sumido en la vulgaridad y ha perdido la frescura que tuvo en las pasadas temporadas. No pudo con él. En cuanto le presentó la muleta el toro solo le faltó comérsela y el torero se vio desbordado por ambos pitones y sólo tuvo el recurso del toreo ventajista, pero esa fórmula tan usual hoy día es válida para el toro comercial pero para el bravo y encastado no, y lo único que vale es, o le puedes toreando, o te puede el toro, y en este caso ocurrió lo segundo. En el cuarto de la tarde, un toro que acudió con alegría al caballo las dos primeras varas y que se rajó en la tercera, el torero intentó torear fuera de sitio durante toda la faena, y le gritaban desde algunos puntos de la plaza: ”Ponte en tu sitio”. Pues no le pedían nada al torero, y así terminó, claro, haciendo malo a un toro que en manos de un matador de verdad hubiera conseguido un triunfo sonado.

El tercero de la tarde, un toro feo de hechuras que hizo una buena pelea en varas, y eso que el picador le dio con saña, llegando casi al esperpento de no aguantarlo en la montura y caerse del caballo, no lo dejaron ver en varas. ¡Vaya picador! Luis Bolívar lo recibió en el anillo con un pase cambiado y se encontró con un cheque en blanco y al portador, ya que el toro iba de largo por ambos pitones y lo único que tenía que demostrar el torero era que sabía torear aguantándole en su sitio y bajarle la mano para someterlo, pero eso era para nota, el caso es que el toro se fue al desolladero sin torear y el torero sin el cheque. Pero los toros de Palha siguieron dando oportunidades a los toreros, y en el sexto volvió a tener Bolívar la ocasión de salir triunfante, aunque esta vez las condiciones del toro no eran las mismas, pero con la muleta lo único que tenía que hacer era torear y no al uni-pase y perdiéndole terreno al toro. En cuanto se echó la muleta a la izquierda se quedó al descubierto, y claro, la misión del toro es coger al torero en cuanto se descuide, y eso fue lo que hizo, pero afortunadamente la cogida no tuvo consecuencias. Aquí estuvo la clave de su posible triunfo, el torero enrabietado volvió a la cara del toro y con el público a su favor se la tenía que haber jugado y no seguir con el uni-pase, faena que no le proporcionó nada más que el reconocimiento a su voluntad. Otra vez será torero, si se presenta de nuevo la oportunidad.

Al primero de Sánchez Vara le arreó el piquero con ganas y tapándole la salida como si de un manso se tratara. ¿Qué tendrán que hacer los aficionados para que estos “pinchasuvas” tomen en serio su profesión? Ya que nadie se da por enterado, desde la autoridad que no toma las medidas correspondientes y los matadores y empresarios que siguen contratándolos, tendrá que ser el aficionado el que no asista a la plaza cuando vea a estos individuos anunciados en las corridas. Como decía, el primero de Sánchez Vara llegó a la muleta algo parado, pero aún le brindó al torero la oportunidad de hacer el toreo, pero éste se limitó a dar pases sin mando y al hilo del pitón hasta que consumió lo que el toro tenía. ¡Una pena!. Su segundo se dejó pegar en varas todo lo que quiso el piquero, sin tenérselo en cuenta el toro. Un aficionado le gritaba: ¡Eres muy malo picador!. Como consecuencia del castigo llegó a la muleta muy aplomado y el torero no tuvo más remedio que abreviar. En realidad todo se lo tendrá que agradecer a su picador y claro, ante casos como este, el torero tendría que tomar las medidas oportunas y no precisamente marcharse al hotel todos contentos con la convicción del deber cumplido.

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