viernes, 7 de mayo de 2010

6 de mayo de 2010 : Se rompió el silencio

6 de mayo de 2010
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Toros: Salvador Domecq. 6º Bis sobrero de Navalrosal. Encastes Domecq, línea El Torero y Núñez, respectivamente.
Terna:
  • Curro Díaz: 2 pinchazos y 1 descabello. Silencio. Estocada. Oreja.
  • Juan Bautista: Estocada caída y trasera. Silencio. 2 pinchazos y dos descabellos. Silencio benevolente.
  • Eduardo Gallo: Estocada caída. Silencio indiferente. 2 pinchazos, aviso, pinchazo y estocada. Silencio despectivo.

Preside la corrida D. Manuel Muñoz Infante

La tarde iba por unos derroteros que ni pintados para el fracaso, tanto de toros como de toreros, y el caso es que aunque la corrida estuvo mal presentada, algunos toros escasos de trapío y de cabeza, y justos de fuerza, en la muleta la mayoría sirvieron para el triunfo, sólo quedaba que los matadores acartelados lo intentaran de la única manera posible, toreando. Pero siempre que llego a este punto me surge el mismo dilema: tiene que ser muy difícil torear, porque si no, cómo se explica que unas personas que se visten de toreros, ni lo intentaran, exponiendo con ello su futuro profesional.

Pero salió el cuarto toro al redondel y después de quejarse por el pitón izquierdo, anunciándole a Curro Díaz que ese no era el pitón bueno, el matador dio un recital de lo que no se debía hacer, dándole un sinfín de capotazos para ponerlo en suerte en el caballo, y eso que el toro, como sus hermanos de camada, llenó de nobleza el albero venteño. Pero cuando Curro tomó la muleta y al segundo derechazo el toro se fue al suelo, nadie esperaba que de esa mezcla de toro- torero y unas gotas de inspiración saldrían unas tandas de derechazos, de muleta desmayada rematando hacia los adentros, con un juego de muñeca que solo poseen los elegidos de la fortuna torera y como colofón la última serie abrochada con un pase de pecho de pitón a rabo que despertó a los aficionados de su modorra.

Que si la oreja fue un premio excesivo a la labor del torero, ya que no se le había visto en el toreo al natural, era el comentario casi unánime en los mentideros que servían como cruce de impresiones en los aficionados, pero lo más importante es que un torero había despertador de su sequía torera y con sus cualidades había embrujado a la afición.

Poco antes, un Juan Bautista en estado apático y sin afición, perdía una oportunidad de haber mostrado al público asistente que se había vestido de luces para torear. Su primer enemigo, un toro sin trapío y sin cabeza, llegó al último tercio con unas ganas de aupar al torero que le tocó en suerte a la cima de la torería, pero el coleta no entendió la lección, y llevó a cabo una faena llena de ventajas: trapazos, toreando para afuera, fuera de cacho y sin ligar ninguna serie, es decir la antítesis del toreo. Supongo que esa faena en cualquier otra plaza le hubiera proporcionado una tarde triunfal, pero en esta, de momento, no coló. El toro se preguntaría: ¿para eso me crían a cuerpo de rey durante cuatro años, salgo a la primera plaza del mundo y me encuentro con un coleta sin ilusión que no ha sido capaz de sacar de mis nobles embestidas ni una serie que el público premiara con esos olés que ponen la piel de gallina hasta al aficionado más exigente?
En su segundo se echó la muleta a la izquierda, pero al notar que el toro tenía cuernos, comenzó con la mediocridad torera que es característica últimamente en él. En fin, una pena.


Eduardo Gallo es un torero que le avala su juventud y sus años de alternativa, pero los aficionados llevan tiempo preguntándose: ¿cuándo va a despegar el vuelo y mostrar sus cualidades, si es que las tiene? La respuesta de momento tiene que esperar ya que ayer no mostró ninguna virtud para la esperanza. En su primero, y ante un inválido que le costaba mantenerse en pie, después de aburrir al personal, llevó a cabo el arrimón como recurso de justificación, y claro eso aquí no tiene valor. En su segundo llevó a cabo un toreo de ventajas, perdiéndole pasos y cuando comprobó que el público le dedicaba un silencio benevolente, intentó calentar el ambiente de nuevo con el clásico arrimón. Otra vez será torero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que bien torea curro diaz.Es de los poquitos toreros que tiene ese gusto esa verticalidad y esa toreria que en madrid tanto nos gusta.Que pases de pecho da esta criatura!!puff que bonito es verle torear.Y que algunos digan ole a toreros como el juli que lo unico que saben hacer son ventajas y retorcerse de mala maneras toerando..que vulgaridad!!bueno bloq este!saludos