miércoles, 17 de mayo de 2017

17 de mayo de 2017: Esto no es Benidorm


Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros.

Ganadería

Fuente Ymbro. Encaste Juan Pedro Domecq y Díez, en la línea de Jandilla. Mal presentados, algunos toros sin rematar, les salvó la cara, De juego desigual, mansearon en el caballo y no fueron castigados. Se salvó del desastre ganadero el cuarto, que puso en bandeja un triunfo sonado del torero pero éste creyó que estaba en Benidorm, con todos mis respetos hacia los habitantes de ese bello lugar.

Terna:

  • El Fandi: De marino y oro. Pinchazo que escupe. Pinchazo y dos descabellos. Silencio. Estocada caída. División de opiniones cuando saluda
  • Miguel Ángel Perera: De azul y oro. Una vergüenza de estocada, impropia de una figura del torero. Silencio. .Estocada baja perdiendo la muleta. Silencio. 
  • José Garrido: De carmesí y oro. Pinchazo caído y dos descabellos. Saludos desde el tercio. Dos pinchazos en los bajos que escupe, aviso, media estocada baja y atravesada. Se echa el toro y lo levanta el puntillero. A la segunda fue la vencida. Silencio benevolente. 

Presidente: D. Javier Cano Seijo. 

En esta ocasión el presidente no cayó en la trampa del triunfalismo que tanto daño le hace a la fiesta. En el cuarto y ante una petición minoritaria no concedió el trofeo que los espectadores, muchos de ellos con un desconocimiento supino de la fiesta, solicitaban. Cambió el tercio en algunos toros dejándolos sin castigar, haciendo de la suerte de varas un verdadero simulacro. En el primero de la tarde, y una vez que había cambiado el tercio, negó al El Fandi un cuarto par a pesar de la petición del torero. 

Suerte de varas

  1. Mestizo. 530 Kg. Negro bragado. En la primera vara acudió suelto al caballo y salió suelto, sin entregarse en la pelea. En la segunda entrada, le costó acudir al montado dada su condición de manso. El piquero no lo castigó. Manso e inválido que no se empleó en la pelea.
  2. Soplón. 520 Kg. Castaño. Acudió al caballo sin ponerlo en suerte y se dejó pegar. La segunda vara fue un trámite. Mansote y descastado. 
  3. Tremendo. 553 Kg: Negro listón. Fue castigado trasero, se dejó pegar pero sin clase. La segunda vara un trámite. Manso, sin casta y defendiéndose en la muleta. 
  4. Hortelano. 551 Kg. Castaño. De salida no lo pararon, y en primera vara no se empleó y en la segunda se dejó pegar. Manseó en el caballo pero en la muleta dio mucho juego que no aprovechó el matador.
  5. Valdivia. 544 Kg. Negro. En la primera entrada al caballo el torero lo metió debajo del caballo y el montado le tapó la salida. En la segunda salió suelto al sentir el hierro. Manso y descastado que presentó complicaciones en la muleta.
  6. Hurón. 581 Kg. Negro listón. En las dos entradas que hizo al montado acudió suelto al caballo y el piquero no lo castigó. Manso, descastado con un punto de dificultad para la muleta.

Cuadrillas y otros

En tarde encapotada, y con la presencia del Rey Emérito, al cual le brindaron los toreros sus primeros toros, se celebró la sexta corrida del ciclo ferial de San Isidro, con una buena entrada que rondó el lleno. 

El Fandi estuvo muy atento toda la tarde dada su condición de director de lidia. En el segundo de la tarde se lució en la lidia el torero de plata Curro Javier, de la cuadrilla de Miguel Ángel Perera. En este toro también estuvo valiente con los rehiletes, Javier Ambel

Comentarios:

El Fandi sigue sin enterarse que Las Ventas no es un coladero de desprecios a la fiesta por la vulgaridad que imprime a sus faenas. Que guste al publico festivalero, de acuerdo, pero debían aconsejarle que en esta plaza no cuela colocar los pares a toro pasado, aunque hubo un par que casi cuadra en la cara del toro, ya que, como en otros muchos cosos, saben diferenciar lo bueno de la vulgaridad. Fallar un par de banderillas le puede ocurrir hasta a Ángel Otero, pero esta figura que ha tenido el mérito de ganarse a ese público que va a los toros a tirar de bota y merienda y es especialista en colocar los rehiletes a toro pasado, tuvo la osadía de enfadarse al negarle el presidente, con razón o no, la colocación de un cuarto par. No tuvo bastante con esto, en el cuarto se mostró altanero y en el tercer par colocó dos pares, uno al violín y otro al cuarteo, como reivindicación a la negación anterior. La reivindicación, Fandi, se demuestra toreando, y eso fue precisamente lo que no hizo. Dejando en entredicho en su primero su capacidad lidiadora ante un manso e inválido, ya que en ningún momento supo darle la medida que el toro necesitaba, a pesar de meter bien la cabeza por el pitón izquierdo. Pero apareció el cuarto, un animal que manseó en el caballo, pero cuando llegó a la muleta fue una fuente inagotable de embestir, y la muleta del torero una fuente de vulgaridad. En este momento debió estar la reivindicación del torero, pero para eso hay que saber torear y no dejarse engañar por falsos espejismo. El torero hizo el mayor de los ridículos ante un toro que puso en bandeja de plata el triunfo, a pesar de buscarlo de la única manera posible que conoce. Lo recibió de rodillas, y el toro, un carretón, templó su embestida para que el granadino pudiera dar un circular con las rodillas en tierra, que enardeció a los seguidores de este tipo de gestas. Pero cuando lo intentó con el toreo a pie, los clamores se fueron apagando hasta dejar la plaza casi en silencio. 

Perera esta en horas bajas, o por lo menos eso demostró. En sus dos enemigos estuvo desconfiado. En su primero no se paró en ningún momento de la faena, mostrando una desconfianza impropia de una figura que ocupa un lugar privilegiado en el escalafón. Al natural no consiguió ligar ninguna tanda, limitándose al unipase. Su segundo enemigo acudía al engaño rebrincado tirando derrotes, pero Perera es una figura y debió haber intentado corregir ese defecto, o por lo menos intentarlo, pero el aficionado en ningún momento vio que el interés del torero fuera en esa dirección. Una pena matador. 

José Garrido hacía la segunda comparecencia en la feria. Al comienzo de faena consistió en citar desde el anillo recentándole a su enemigo unos muletazos por alto, pero al segundo pase el animal comenzó a quedarse corto. Consiguió una serie de redondos aseada pero sin colocarse en su sitio. La segunda tanda con la derecha fue más deslucida, ya que el toro no acompañaba con su embestida. Al natural estuvo muy valiente aguantando la incertidumbre de su enemigo, consiguiendo algún muletazo aislado. En el sexto el toro llegó a la muleta tirando derrotes, y el torero debió someterlo por bajo para intentar corregir el defecto. No lo hizo y su faena adoleció de la confianza del torero, ya que el toro marcaba el camino desbordando en momentos al matador, que no encontró los recursos necesarios en su muleta para vencer los problemas que le planteaba el animal. 



©Pepeíllo.

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