martes, 30 de mayo de 2017

29 de mayo de 2017: Un torazo al cierre de una tarde soporifera



Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo Corrida de toros. 

Ganadería

José Luis Pereda, procedencia, Núñez, en las líneas de Martín Berrocal y Torrestrella. El segundo mostró algo de casta y el sexto, un “torazo” con muchas dificultades en la muleta. El ganado fue manso, inválido y salvo alguna excepción, descastado y en general mal presentado. El segundo y el quinto fueron protestados por falta de trapío, a pesar que el segundo era un toro con cinco años y medio. 

Terna:
  • Morenito de Aranda: De nazareno y oro. Metisaca y media estocada que vale. Silencio. Media delantera y atravesada, aviso y bajonazo. Silencio. 
  • Iván Fandiño: De purísima y oro. Estocada trasera y atravesada perdiendo la muleta y descabello. División de opiniones. Estocada baja y atravesada que hace guardia. Silencio.
  • Gonzalo Caballero: De gris perla y oro. Estocada atravesada que el toro cae” rodao”. Estocada baja perdiendo la muleta y descabello tras aviso.
Presidente: D. Trinidad López Pastor-Expósito
Varios toros fueron protestados, el segundo con fuerza, pero el presidente no hizo caso ni a las protestas ni a la manifiesta invalidez del animal. En el quinto se le protestó el cambio de tercio cuando el toro no había sido picado.

Suerte de varas: 

  1. Viajero. 543 Kg. Castaño albardado. Fue castigado bajo y se dejó pegar, pero no fue castigado. A la salida perdió las manos. En la segunda entrada el piquero se limitó a marcar el castigo. Inválido que se defendió en la muleta. 
  2. Arocheno. 508 Kg. Castaño. En la primera vara empujó sin clase y en la segunda acudió suelto al caballo se repuchó y salió suelto. Manso y blando que se vino arriba en banderillas y se fue sin torear.. 
  3. Panadero. 550 Kg.. Negro listón chorreado. En las dos veces que entró al montado el picador se limitó a sujetarlo. Manso y descastado.
  4. Cilantro. 525 Kg. Castaño. Entra suelto en la pelea con el caballo, se defendió y perdió las manos. La segunda vara no existió. Manso en el caballo y noble en la muleta. Estuvo por encima del torero. 
  5. Petanco. 506 Kg. Negro listón. En las dos ocasiones entró suelto y salió suelto. En la segunda el picador no anduvo fino. Manso que se defendió en la muleta.
  6. Agrio. 610. Kg. Negro listón, bragado, meano axiblanco. En la pelea con el montado entró suelto y salió suelto. En la primera se dejó pegar y en la segunda empujó sin fijeza. 

Cuadrillas y otros: 

En tarde agradable el coso venteño registró tres cuartas partes de su aforo. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo del torero Víctor Barrio, fallecido en la plaza de Teruel el 9 de Julio del pasado año. Hoy hubiera cumplido 30 años.

Con las banderillas se lució Zamorano en un par al primero. En la parte negativa dio pena ver parear a la cuadrilla de Gonzalo Caballero al tercero de la tarde. 

En la brega destacó Jarocho en el quinto..

Comentarios:

La tarde ha sido de tedio y de pena como casi todas en esta feria soporífera. Los que tratamos de contar lo que ocurre en el ruedo con nuestros aciertos y nuestros errores, no salimos de dar vueltas a la misma plaza. La plaza de la crítica a ganaderías llenas de animales podridos de casta, inválidos, mansos, y para rematar suertes de varas en vías de desaparición. Toreros que ocupan lo alto del escalafón que han instaurado las ventajas y el destoreo por sistema. Con lo expuesto da la impresión que existe una conspiración en contra de la fiesta establecida por empresarios, ganaderos y toreros, 

Después entrarían en liza los toreros, pero estos tampoco demostraron nada que hicieran olvidar la mentira que adorna, con letras mayúsculas la situación de la fiesta, aunque algunos tuvieron su oportunidad. Ayer se vio bien claro. Salieron al albero toros descastados, mansos y algunos inválidos, pero a pesar de esto hubo algunos que se dejaron torear en la muleta. El sexto fue el único animal con romana y trapo, que le puso las cosas muy complicadas al torero Gonzalo Caballero. El chaval no sabía cómo meterle mano a ese pedazo y encastado animal, y menos someterlo por bajo. Por esos motivos el burel terminó tirando tornillazos y los aficionados temiendo que el torero terminara sobre el hule. Los espectadores valoraron el esfuerzo del matador y le premiaron con una sonora ovación. Así de injusto es este negocio. El tercero de la tarde fue otro manso y descastado burel que llegó a la muleta defendiéndose ya que en el caballo no fue amoldado su temperamento. El torero cometió el error de no bajarle la mano, y el toro según transcurría la faena buscaba desesperadamente la huida de la pelea. No llegó a ligar ninguna tanda de muletazos y cuando citaba lo hacía con el pico como defensa natural. Ese no es el camino, torero. 

Morenito de Aranda se encontró en su primero a un inválido que terminó defendiéndose en la muleta y el torero arandino lo recibió con maneras, pero en cuanto lo sometía por bajo el toro perdía las manos, y la voluntad del torero no fue suficientes para apagar ese fuego encendido del ganado podrido que se lidia en esta plaza. Sin embargo en su segundo no encontró en su muleta la horma que necesitó su enemigo. El toro tuvo buen tranco pero el torero no supo adaptarse para templar las embestidas de su enemigo, consiguiendo únicamente dos redondos templados y rematados en la cadera que casi hicieron brillar el entusiasmo de los presentes, pero fue poco bagaje para un torero que siempre se espera, que tanto su capote como su muleta, brillen a gran altura. 

Fandiño continúa en horas bajas, y lo malo de eso es que se llegue a producir la desdicha del olvido. Sería una pena, pero en el camino que está su disposición es posible que lo encuentre con facilidad. Su primero y a opinión de algunos aficionados presentes y de la mía propia, el animal se fue al desolladero sin torear, a pesar que el vizcaíno comenzó la faena citando en la distancia con dos pases cambiados, pero rápidamente cayó en la vulgaridad, viciando tanto su toreo en redondo como al natural, citando fuera de cacho y con el pico de la muleta, llenando el albero de trapazos. Como punto final a su faena tiró de las bernardinas, pero ya no había solución. Su segundo necesitó un torero dispuesto a corregir los defectos, ya que el toro soltaba la cara en los remates y según transcurría la faena y no encontrar mando en el torero, quien terminó haciéndolo fue el toro, defendiéndose con bruscas acometidas. El matador volvió a usar la pesadez como bandera de su toreo. 


©Pepeíllo.

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