miércoles, 31 de mayo de 2017

30 de mayo de 2017. Coleccion de mansos


Ganadería

Montealto, con procedencia Juan Pedro Domecq y Díez en las líneas de: Juan Pedro Domecq Solís y El Ventorrillo y Luis Algarra, Variados de capa. El juego que ofrecieron los astados en los dos primeros tercios fueron de mansos y descastados y algunos cumplieron en la muleta. Donde no cumplieron fue en la presentación. Todos crearon en los aficionados la duda de que los pitones habían sido manipulados. El quinto destacó entro todos como presunta manipulación, y esperamos que el presidente haga lo preceptivo de analizar las astas. 

Terna:

  • Leo Valadez: De teja y oro. Tres pinchazos, aviso y dos descabellos. Silencio. Bajonazo que causa vergüenza en los tendidos, aviso. Silencio.
  • Diego Carretero: De grana y oro. Dos pinchazos, el primero sin soltar, estocada perpendicular y algo delantera y descabello. Silencio. Pinchazo y estocada contraria. División de opiniones cuando saluda.
  • Andy Younes, que hizo su presentación: De lila y oro. Estocada perpendicular y delantera y dos descabellos. Silencio. Bajonazo. Silencio.

Presidente: D. Justo Polo Ramos.

Nada que objetar a su labor en el ruedo, sin embargo los aficionados protestaron ya que varios de los novillos venían sin cara y el presidente debía haber tomado medidas en el reconocimiento. El problema atañe en exclusiva al presidente que deberá tomar las medias para aclarar este atentado a la fiesta basado en una posible manipulación de las astas de los animales lidiados en la mejor plaza del mundo. O no?

Suerte de varas

  1. Venturoso. 528 Kg. Negro salpicado. No fue castigado en el caballo, y por el juego ofrecido tuvo detalles de manso y sin casta que se dejó torear en la muleta.
  2. Caramelo. 461 Kg. Colorado. En la primera entrada fie picado trasero y en la segunda vara no fue castigado. En ambas se defendió y también en el juego que dio en la muleta, demostrando su condición de manso. 
  3. Rápido. 499 Kg.. Negro salpicado. En la primera vara empujó y el piquero le pegó fuerte. En la segunda se agarró de largo pero el picador se limitó a marcar el castigo. En el último tercio se rajó.
  4. Boticario. 640 Kg. Negro bragado. Acudió suelto al caballo y no fue castigado. En la segunda entrada mostró mansedumbre. Manso que se dejó torear en la muleta pero el torero no lo aprovechó. 
  5. Tremendo. 505 Kg. Melocotón. La suerte de varas no existió Manso en el caballo, se dolió en banderillas y en la muleta el torero estuvo por debajo de su enemigo. 
  6. Brasileño. 520 Kg. Castaño listón. En la primera entrada al montado el burel se defendió y en la segunda el piquero se limitó a marcar el castigo. El novillo mostró su condición de manso en los tres tercios.

Cuadrillas y otros: 

Con buena temperatura y con una ocupación de la mitad del aforo, hizo su presentación en Las Ventas el torero francés, Andy Younes. 

Por resaltar algo de lo ocurrido los tres espadas hicieron uso de su quite, pero no lucieron en sus actuaciones. Solo pusieron voluntad.

En banderillas se lucieron Morenito de Arlés en un par en el tercero por el cual tuvo que desmonterarse, Pepín Monge en el tercero, y en el sexto, El Algabeño, el novillo le echó la cara arriba y el torero de plata aguanto con vergüenza torera. 

En la lidia del quinto destacó, Carlos Ruiz de la cuadrilla de Diego Carretero.

Comentarios:

La colección de mansos que saltaron al albero venteño defraudaron a los que pusieron su ilusión en los astados de la familia Montes. Si la fiesta continúa de esta manera, la suerte de varas no tardará en desaparecer. En el comportamiento de los novillos hubo algunos que se dejaron torear, lo que demuestra que la base del toreo moderno está basado en la muleta y los ganaderos solo buscan que sus productos lleguen a ella con recorrido y nobleza, para que los matadores puedan triunfar a bajo coste.

Este hecho puede tener una explicación ya que de otra manera no venden un novillo. Pero en base a qué fundamento los ganaderos crían toros con el comportamiento del carretón si después saltan a la arena de los cosos y los toreros se ponen a pegar mantazos y trapazos basando sus faenas en la cantidad y no en la calidad, desprestigiando el arte que tanta sangre, sudor y lagrimas les costó a los matadores de antaño crear para el bien de la fiesta. Eso fue lo que ocurrió ayer. Y de este desastre no se salvó “naide”, como dijo Guerrita. Por un lado el ganadero ofreciendo una colección de mansos y descastados animales y por otro lado, los toreros no estuvieron a la altura de los novillos. Los tres anduvieron como vulgares pegapases, basando sus faenas en la cantidad y no en la calidad, utilizando con descaro las ventajas que ofrece el destoreo, llenando los tendidos de sopor. Y eso que eran novilleros. Novilleros con la facultad de emplear los mismos recursos que sus mayores establecidos en la cabeza del escalafón. Lo único que los diferenció de estos fue la cantidad de quites que ejercitaron, de eso si podían aprender los toreros consagrados, pero su vulgaridad fue tal, que eliminó cualquier atisbo de reconocimiento por parte del público. Ni los más recalcitrantes palmeros cayeron en la trampa de aplaudir a Diego Caballero al ser atropellado en el quinto. El novillo le hizo trizas la taleguilla y una vez que se la remendó su cuadrilla, se puso a dar bernardinas con el fin de calentar el ambiente. Fue patético que un chaval tuviera que mendigar en el centro del ruedo, con el traje destrozado, unos aplausos a un público indiferente de lo que ocurría en el ruedo. Es duro tener que criticar de esta manera a chavales que comienzan a labrarse su provenir en este duro oficio, pero más duro es verlos practicar el toreo como si ya fueran figuras con el cortijo y el mercedes pagado en el garaje. 

Los novilleros han sido siempre novilleros, no socias de los matadores consagrados y como tales, a las plazas hay que ir en novilleros, de esta manera el público reconocerá su disposición.

©Pepeíllo.

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