jueves, 22 de mayo de 2025

 Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Corrida de toros

Feria de San Isidro: 12ª de feria

“Qué vergüenza de festejo.”

En tarde apacible de temperatura se celebró la 12ª corrida de abono. Las figuras anunciadas estuvieron a la altura del descaste del ganado. La plaza registró un lleno de “No hay billetes”, con 22.964 espectadores en sus asientos. El ganado de Alcurrucén de  matadero, con el agravante que el año próximo será contratado de nuevo. El cuarto fue devuelto a los corrales por falta de fuerzas. En su lugar se corrió un sobrero de Zacarías Moreno, seleccionado también para la ocasión. El tercero asomó la cabeza por chiqueros, no le gustaría lo que vio y se metió para dentro. Hecho que hizo dos veces. ¿Qué vería en el ruedo?

Terna:

Sebastián Castella: De tabaco y oro. En su primero bajonazo recibido con aplausos. Silencio. En el cuarto bajonazo que vale tras aviso. Aplausos de los “taurinillos” tras minoritaria petición.

Miguel A. Perera. De marino y oro. Pinchazo bajo que hizo guardia tras aviso y tres descabellos. Silencio. Pinchazo sufriendo un desarme. El toro hizo hilo y tuvo que tomar el olivo. Otro pinchazo de regalo y estocada entera al rincón. Aviso. Silencio.

Daniel Luque: De verde manzana y oro. Estocada casi entera y cruzada. Se echó el toro. Aplausos de su público. En el sexto estocada caída. Aviso. Silencio.

Presidente: D. José Antonio Rodríguez San Román.

A pesar de la mansedumbre del ganado, nada que objetar a su labor. Mandó a los corrales al cuarto por evidente falta de fuerzas. Debió haber devuelto alguno más, pero al no ser castigados en varas, se mantuvieron en pie.

Suerte de varas:

En esta ocasión los picadores no tuvieron ocasiones de templar las fuerzas del ganado con duros castigos. Varios de los animales salían huyendo de la pelea cuando sentían el hierro en el morrillo o donde cayera. Varios de ellos se limitaron a marcar el castigo y el presidente a cambiar el tercio.

CUADRILLAS.

En el tercero y sexto se lució Jesús Arruga con las banderillas. En el primero lo hizo José Chacón gustándose en el tercer par a pesar que el animal le cortó el recorrido. En el segundo Daniel Duarte lidió con capotazos por alto para no molestar al toro debido a su falta de fuerzas.

TORO A TORO

1º Chuflón. N. 219. 545 Kg. Negro. Cuatreño. En la primera vara ni toro ni picador se emplearon. En la segunda entrada nada que recordar. El toro no transmitió emoción y el picador menos.

2º Rector. N. 97. 553 kg. Colorado ojo de perdiz. Cinqueño. En el primer encuentro con el caballo no se empleó, se repuchó al sentir el castigo y salió suelto. En la segunda el picador marcó trasero, no lo castigó y el animal salió suelto. Un prenda de toro.

3º Rabanero. N. 36. 567 kg. Castaño, listón, lucero bragado meano. Cinqueño. El toro se dejó pegar en la primera “entrega” y el picador midió el castigo. En la segunda el animal “cantó la gallina descaradamente”. Al sentir el hierro salió despavorido del montado. Otro prenda para olvidar.

4º Bandolero. N. 25. 543 kg. Negro. Cuatreño. Se defendió ante el peto y salió suelto. En la segunda vara el manso no quiso caballo, cuando consiguió el matador que entrara, salió huyendo. Otro prenda sin picar.

5º Tambor. N. 69. 594 kg. Negro. Cuatreño. ¡Qué desastre! Acudió suelto al caballo, el picador marcó bajo el castigo, rectificó, y salió suelto a terrenos de nadie. Otro manso en la tarde. En la segunda entrada, si no se habían producido más despropósitos en este tercio, el piquero marcó la vara trasera, ya que de castigo, nada de nada. El animal volvió a salir suelto.

6º Cornetillo. N. 78. 551 kg. Negro. Cuatreño. En el primer capítulo de esta entrega, el picador solo marcó el castigo y el animal salió suelto. En el segundo marcó trasero, el animal saliéndose del guión de sus hermanos de camada, empujó, el piquero se limitó a sujetarlo y el toro volvió a salir suelto.

CRONICA:

Los “funcionarios” de Alcurrucén cumplieron con el cometido. Su misión era no molestar a las figuras y lo consiguieron. El público se lo pasó bien, para eso existen los gustos, para que cada espectador se inmole con su torero preferido. El cartel era atractivo para ellos. Pero a los taurinos se les fue la mano y montaron un espectáculo deprimente.

Castella volvió a demostrar que perdió el sitio del valor seco que tuvo años ha, y cuando cambió el guión intentó torear y los aficionados vieron que no era lo suyo. Su primero, recogidito de cara, fue un animalito que iba y venía cuando lo recibió de capote y llegó a la muleta sin salirse de su etiqueta de funcionario y el torero lo recibió con honores con pases por alto, ya que el animal no aguantaba una lidia exigente. Lo sacó a los medios y pasó al burri-toro por el derecho y cuando lo intentó por el izquierdo su premio fueron unas palmas de tango. ¿No le daría vergüenza torera enfrentarse a este tipo de toro? Al parecer, no. Su faena consistió en alimentar el “ego” de su público. En el cuarto y ante un sobrero de Zacarías Moreno, el animal comenzó metiendo la cara en el capote con las manos por delante. Después de brindarlo lo recibió desde el anillo del ruedo con dos pases cambiados, era su salsa natural, continuó con una tanda por el izquierdo que enardeció a los isidros. El bravucón del zacariasmoreno, se limitó a meter la cara y a escavar y el torero citar al hilo, como con ello convencía a gran parte de los tendidos, para que iba a colocarse en su sitio. Tuvo la virtud de sacar a su enemigo a los medios y mantenerlo en ese terreno, pero el toreo lo dejó para otra ocasión.

Le llegó la hora al torero que colma la ilusión de todos los públicos/prensa donde se anuncia. A su primero lo recibió de capote sin lucimiento, el animal intentaba puntear el percal soltando la cara y Perera no consiguió pararlo. Cuando llegó el turno de la muleta, comenzó pasándolo por alto. Tenía sus motivos, ya que cuando le bajó la mano el animal le mostró sus credenciales de falta de fuerzas. Lo pasó por el derecho en una tanda acompañando la embestida y otro sin molestar a su enemigo/amigo. Al natural sus seguidores se vieron compensados con un toreo al hilo y así se lo manifestaron. El toro-funcionario no sabía cómo acudir al engaño sin sentirse defraudado por un toreo vulgar y ventajista. Como punto final dio un circular que emocionaron algunos tendidos. Al cuarto intentó pararlo con el capote pero no lo consiguió. Es la asignatura que ha borrado el toreo moderno de la universidad taurina, parar a los toros de salida. Con la muleta Perera no consiguió engañar al manso. En los tendidos había murmullos de faena grande pero se vio que la grandeza de su toreo solo arrancó la música de las palmas de tango que desentonó con las notas que salían de la muleta y el pacense decidió tomar el acero.

Daniel Luque recibió a su primero con unas verónicas ajustadas sacándolo hasta los medios. El toro-funcionario metió la cabeza con nobleza. Cuando llegó el último tercio lo recibió por alto, y al intentarlo por el derecho se quedaba corto y por el izquierdo acudía con la cara alta. Ante la nulidad de lucimiento, echó mano del arrimón y la luquesina como remate para levantar los ánimos de los presentes. El cuarto se quedaría asombrado de los capotes ya que huía de ellos. Cuando llegó a la muleta Luque le recetó una tanda por el derecho sin descomponer la figura. El toro metía la cara con nobleza y el sevillano continuó interpretando el toreo a su manera. Al natural repitió el mismo guión, sin olvidarse de embarcar a su enemigo con el pico de la muleta. Lo llevan en los genes los toreros modernos y son incapaces de dejar los picos en los hoteles. Como decía el añorado Monfil: “Deberían cortarle el pico a la muleta”. Ya se inventarían otras triquiñuelas para engañar a la fiesta. Se puso pesado y un espectador le dijo: “No has dado ni uno”. El sabría lo que decía y el por qué. “Yo aún no he descifrado” . O si...

El caso es que la empresa trajo un autentico saldo de ganado y los toreros pusieron la guinda para que el bodrio se cumpliera. Haciendo una autocrítica: ¿Realmente merecía la pena llenar tres folios para lo que vimos? Creo que no. Pero…

©Pepeíllo.

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